Los capitales extranjeros habían comprado antes de 1967, a siete centavos el acre, una superficie mayor que la que suman los territorios de Connecticut, Rhode Island, Delaware, Massachussets y New Hampshire, formando un cordón para aislar la amazonia del resto del Brasil. Además se puso en práctica un riguroso control de la natalidad en esta zona para evitar la competencia demográfica de los muy escasos brasileños que, en remotos rincones de la selva viven y se reproducen.
En América Latina es lo normal: siempre se entregan los recursos en nombre de la falta de recursos. ….”
En este último tiempo se ha puesto en boca de todos el tema amazonia.
Norteamérica junto a las Naciones Unidas han solicitado que dicho territorio sea considerado patrimonio de la humanidad y sea quitado del territorio brasilero poniéndose a custodia de la ONU. No resulta nada extraño ya que de esta manera no tendrían ni el poco control que ejerce hoy en día Brasil para retirar sus riquezas.
Veamos que cuestiones e intereses se mueven detrás de toda realidad montada, no sea cosa que detrás de los desalojos que se están realizando en nuestra ciudad existan intereses (económicos, estratégicos, etc.) mucho más fuertes que la necesidad de nuestro pueblo.
No dejemos que el árbol nos tape el bosque, preocupémonos por mantener la tierra en manos de nuestro pueblo en vez de pelearnos entre nosotros.
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