
La participación del pueblo; nuestros ancianos, los trabajadores y las trabajadoras, la juventud, es esencial para la mejoría del sistema en que vivimos. Todos somos parte de la sociedad y por eso tenemos más que el derecho, la obligación de participar de la manera en que podamos; en los partidos políticos, en las cooperativas de los colegios, en los comedores escolares, en las asociaciones barriales, en los centros comunitarios, en cualquier lado que se pueda colaborar para reafirmar los lazos de solidaridad. Porque los espacios existen y si no los ocupamos aquellos que pretendemos una sociedad mejor, lo siguen haciendo aquellos que hacen prevalecer sus intereses personales. Emulemos a nuestros viejos y seamos protagonistas del presente para influir en el futuro de nuestros hijos y nietos.
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